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[Documentales] The Death of "Superman Lives": What happened?


Vivimos en un momento de auge del cine de superhéroes. Los estudios han encontrado un filón en los cómics y lo están explotando de una manera que los lectores jamás podrían haber imaginado hace una década o dos. Hoy en día tenemos un Universo Marvel Cinematográfico bien asentado y un naciente Universo DC Cinematográfico, ambos poblados por personajes que el lector medio nunca habría esperado encontrar en una película de presupuesto millonario. Esto bien podría ser un motivo para celebrar, ya que siempre es positivo que tu afición llegue a más gente y pase de ser una tendencia minoritaria a una moda global, pero también conlleva un reverso tenebroso: la progresiva popularización del cine de superhéroes ha supuesto también una radicalización de sus seguidores. Gracias a internet, esa herramienta que nos da voz a todos para atrevernos a decir burradas mientras nos amparamos en el anonimato y en la seguridad de nuestras casas, cada anuncio de una nueva película de superhéroes viene acompañado de un tremendo revuelo y, con frecuencia, de polémicas, debates e insultos a lo largo y ancho de la red. Existe una constante batalla entre los seguidores de un universo de ficción y los de otro, que parecen celebrar más los patinazos del rival que los triunfos propios. Todo fan tiene una idea clarísima de cómo deberían trasladarse sus personajes favoritos a la gran pantalla y la defiende con fervor, criticando con dureza y de forma despiadada todo aquello que se desvía de su credo. Muchas opiniones se caracterizan por la desinformación, están sesgadas y no dan pie a un debate constructivo, sino a que son simple y llanamente yermas y destructivas. Por eso el ecosistema de internet cada vez me resulta más hostil y trato de evitar cualquier conversación que tenga que ver con superhéroes.

Pero esta situación no la ha creado internet ni mucho menos, sino que más bien forma parte de la naturaleza intrínseca del ser humano. Ya había películas de superhéroes mucho antes de que internet llegase a nuestras casas. Ya había producciones millonarias sobre superhombres en mallas antes de que pudiésemos estar al tanto de cada producción y pudiésemos ver cada trailer un instante después de su publicación. Lo sorprendente es que por aquel entonces los fans ya reaccionaban derramando océanos de bilis cuando algo no cuadraba con sus expectativas. Buena prueba de ello puede ser la elección del actor Michael Keaton para interpretar a Batman en la película de Tim Burton de 1989, que propició que el estudio recibiese cientos y cientos de cartas protestando por semejante movimiento. El tiempo y las sucesivas revisiones del personaje nos han hecho olvidar esto, pero ya había "haters" antes de que llegase internet y se popularizase ese término. Sin embargo, en aquella época hubo una producción que se consideró tan infame que hoy en día se sigue hablando sobre ella. Ha pasado tanto tiempo que la bilis se ha diluido y sólo queda la mofa, pero cuando se menciona la fallida película de Superman en la que estuvieron implicados el propio Tim Burton y Nicholas Cage aún resuenan los ecos de aquella vieja polémica.

Lo verdaderamente curioso es que nadie sabe cómo iba a ser aquella película porque nunca llegó a la fase de rodaje. Todo lo que existe son bocetos, pruebas de cámara y alguna maqueta. Todos hemos visto la célebre foto de Nicholas Cage vistiendo un traje azul plasticoso con sus greñas, pero aquello no era nada más que una prueba temprana de vestuario que se ha descontextualizado y nos ha hecho pensar de forma errónea que era representativa de la imagen que tendría la película una vez terminada. El hecho es que nadie sabe cómo iba a ser la película una vez rodada porque dicho rodaje ni siquiera llegó a ponerse en marcha. Las sucesivas revisiones del guión, las ideas poco convencionales del director, las extravagancias del productor y la situación económica de la distribuidora en la época llevaron a que el proyecto fuese cancelado. No obstante, algo debía tener aquella película como para que aún hoy sigamos hablando sobre ella. Ahí es donde entra el documental The Death of "Superman Lives": What happened?, escrito y dirigido por Jon Schnepp en 2015.


Este documental supone una auténtica labor de arqueología que recopila todo el material que se elaboró durante la preproducción de la película, al tiempo que trata de entender lo que supuso trabajar en un proyecto tan peculiar a través de diversas entrevistas con los implicados. Destacan las entrevistas a Kevin Smith, escritor del primer borrador del guión cuando apenas había comenzado su carrera, a Tim Burton, el director que venía de convertir a Batman en una millonaria franquicia cinematográfica y que tenía ideas muy extremas para repetir la jugada con Superman, y a Lorenzo di Bonaventura, el peculiar productor que se empeñó en que la película tenía que contener sí o sí un enfrentamiento entre Superman y una araña gigante. Por otro lado, los testimonios de los trabajadores de los departamentos de arte y efectos especiales resultan iluminadores, pues muestran los cambios radicales que sufrió el proyecto durante su corta vida. Muchos de las artistas conceptuales o de los diseñadores de los diversos trajes que vestiría Superman durante la película no sabían muy bien lo que estaban haciendo porque la producción estaba en una fase muy temprana y el guión no paraba de mutar. Por tanto, muchas de las ilustraciones que se muestran en el documental son sólo ideas potenciales que quizá podrían haber llegado a explorarse en la película... o quizá podrían haber acabado en la papelera.

Algo que me queda claro tras ver este documental es que nadie tenía una idea clara de la película, ni siquiera los guionistas o el productor. Todos tenían una vaga visión con más o menos potencial, pero estaba condicionada por factores que se escapaban a su control, tales como el presupuesto final con el que iban a contar o las interferencias de los productores (que en ocasiones demandaban cosas tan absurdas como incluir una escena en la que Superman luchase contra unos ninjas sin venir a cuento). En cualquier caso, la propuesta de Superman Lives iba a ser desafiante, atrevida y poco convencional. No me extraña, por tanto, que haya generado tanta polémica a través de los años pese a que nunca llegase a rodarse. Sin embargo, el gran acierto del documental consiste en mostrar tanto los aspectos más negativos del proceso de producción como los más prometedores, para que el espectador descubra ese potencial que muchos de los que trabajaron en esta película veían en ella. En ese sentido, no tengo problema en decir que mi concepción de Superman Lives ha cambiado de forma radical gracias a la labor documental de Jon Schnepp. Es más, ahora incluso me apena que esa película no se rodase.


Pese a no ser más que ideas difusas que necesitaban ser pulidas y organizadas en un conjunto con sentido, se atisba cierta genialidad en algunas de las propuestas que se realizaron para Superman Lives. Una de las más llamativas tiene que ver con la forma en la que iban a presentar el planeta Krypton como un lugar en el que la tecnología había evolucionado hasta tener un aspecto orgánico, llegando a hibridarse con la materia viva. Algunos de los diseños conceptuales que el equipo de Tim Burton tenía sobre la mesa eran francamente espectaculares, al igual que muchos de los bocetos del que iba a ser el villano de la función, Brainiac. Presentado como una figura encapuchada con reminiscencias a la Parca, Brainiac iba a ocultar un cuerpo cyborg de forma arácnida tras sus ropajes. Los diseños que muestra el documental parecen más apropiados para una película de terror que para una de superhéroes, lo cual hace que uno se pregunte cómo habría quedado aquella propuesta tan radical en pantalla usando los recursos de la época. Pero si hay una idea que me ha fascinado de entre toda esa marabunta de diseños extraños y extremos sin duda es la del personaje de Kay.

Superman Lives iba a basarse en buena medida en el famoso arco de la muerte de Superman en los cómics, por lo que en determinado momento habría una pelea entre Superman y el alienígena Juicio Final que acabaría con la vida del héroe. Posteriormente, el Hombre de Acero resucitaría y volvería a la acción para derrotar a Brainiac, auténtica amenaza tras Juicio Final. Ahí es donde iba a entrar en juego el personaje de Kay, una especie de asistente robótico kryptoniano que había viajado junto a Superman en la nave en la que le colocaron sus padres antes de que su mundo natal fuese destruido. Kay iba a ser una especie de mascota, pero también un maestro y un protector. Mientras el joven Superman crecía en la Tierra, Kay iría modificando su aspecto y su función para amoldarse a las necesidades de su amo. Pues bien, tras el enfrentamiento contra Juicio Final, Kay se fusionaría con el cuerpo sin vida de Superman, resucitándole y haciendo que recuperase poco a poco sus poderes. Algunos bocetos muestran una especie de fusión entre hombre y máquina; un traje regenerador que envuelve a Superman y suple las funciones vitales de su cuerpo maltrecho. Finalmente, Kay se separaría y el héroe recuperaría la normalidad, aunque evidenciando las consecuencias psicológicas del trance. En cuanto a su compañero robótico, no queda claro qué iba a suceder con él. Quizá su existencia llegase a su fin tras sacrificarla para revivir a su amo, lo cual habría sido un momento de gran dramatismo en la película. En algunos borradores del guión se dice que la consciencia de Jor-El, el padre de Superman, iba a manifestarse a través de Kay, que habría evolucionado hasta convertirse en un contenedor del conocimiento y el espíritu de su creador. Sea como fuera, no me cabe duda de que el potencial en aquellas ideas dio lugar a algunos bocetos maravillosos y atrevidos, tan sugerentes como alejados de la imagen clásica que uno espera ver en una película sobre Superman.


El tema del traje da mucho juego en The Death of "Superman Lives": What happened? La génesis del proyecto incluía que Superman llevase varios trajes durante el largometraje, mostrando así distintas fases de su evolución. Algunos de ellos sólo aparecerían durante una escena, pero incluso esos supusieron semanas y semanas de trabajo para el equipo de producción. La película pretendía empezar con un Superman de imagen más clásica, pero su derrota a manos de Juicio Final le llevaría a vestir el traje regenerativo ya mencionado antes de pasar a una versión más "oscura" y "extrema" del traje negro que lució el personaje en los cómics durante una temporada. Una vez más, el documental recoge todo el material posible, incluyendo diseños preliminares, ensayos con distintos materiales y pruebas de cámara. Se incluye bastante metraje de esa prueba de vestuario con Nicholas Cage de la que hablaba al principio de este texto, pero también mucho material que yo al menos no había visto nunca. Quién sabe cómo habría quedado todo aquello en pantalla. Probablemente habría sido horrible o hilarante, pero nunca lo sabremos.

No obstante, no quiero llevar a nadie a error. The Death of "Superman Lives": What happened? no es una comedia, sino una tragedia. Hoy en día Nicholas Cage se ha convertido en una parodia de sí mismo y Tim Burton navega sin rumbo por la industria cinematográfica. Sin embargo, en su momento Cage fue un actor respetado que parecía apropiado tanto para protagonizar un drama como una película de acción, mientras que Burton era uno de los directores más atrevidos y frescos de Hollywood, con una personalidad arrolladora que se manifestaba en todos y cada uno de sus trabajos. Me hubiese gustado que el documental incluyese alguna entrevista con Cage, aunque por desgracia parece que no fue posible. Sí que incluye una larga y fascinante conversación con el director, que pese a las constantes bromas aún parece dolido por la cancelación del proyecto tras tantos años. Algunos comentarios de Burton son en verdad descorazonadores. Por ejemplo, cuando se menciona la prueba de vestuario con Nicholas Cage vestido con ese traje azul plasticoso, el director afirma con tristeza que esa es la razón por la que los creativos ya no pueden dedicarse a explorar y a experimentar, porque cualquier prueba insignificante acaba haciéndose pública y condicionando la opinión del público (y a su vez la de los productores que invierten su dinero en la película). Burton explica con resignación que cuando hoy tiene que hacer una prueba similar, por mucho que no sea representativa de la imagen final de la película en la que esté trabajando, lo hace en "un búnker a cinco metros de profundidad y con una sola cámara". Es terrible que un creador sienta que no tiene libertad para experimentar y crear por miedo a lo que pueda filtrarse y a las críticas que ese material filtrado provocará en internet. Me pregunto hasta qué punto la mala experiencia de Superman Lives, que él mismo define como deprimente, afectó a su carrera y la encarriló hacia su triste situación actual, en la que parece trabajar con el piloto automático sin poner ni un ápice de su alma en sus películas.


Este documental es estupendo por atreverse a ir más allá de la broma en la que internet ha convertido al Superman de Burton y Cage, por mostrar lo difícil que es trabajar con un gran estudio y estar expuesto a los excesos de los productores y por resaltar que tras todas esas ideas horribles había unas pocas con un gran potencial que podrían haber dado lugar a una película maravillosa. No hace falta tener muchos conocimientos sobre el cine entre bambalinas para saber que con frecuencias las producciones son duras, que muchas ideas tanto buenas como malas se quedan por el camino y no llegan a plasmarse, que los ejecutivos toman decisiones absurdas sin conocer ni respetar a los personajes y que las circunstancias económicas suelen condicionar el desarrollo de una película. Sin embargo, con frecuencia nos olvidamos del factor humano; de toda esa gente que vierte su esfuerzo y su trabajo en plasmar un proyecto que quizá se basa en una visión errónea o poco acertada. Muchos artistas dieron lo mejor de sí durante varios años para dar vida a Superman Lives, pero eso no ha trascendido. Lo único que se recuerda hoy es la foto de Nicholas Cage con greñas vistiendo ese traje de plástico, lo cual no representa para nada todo el trabajo previo que se había realizado para llegar a ese momento. Internet y su cultura del odio ha convertido Superman Lives en un infame objeto de burla, en una excentricidad absurda y estúpida, pero eso no le hace ninguna justicia. Había muchas ideas malas, desde luego, pero también ideas con mucho potencial. La visión de Tim Burton habría sido polémica y habría provocado el odio y la indignación de muchos fans de Superman, para habría sido algo fascinante y digno de ver. Este peculiar proyecto merecía ser recordado en toda su complejidad, con todos sus aciertos y errores, y por eso The Death of "Superman Lives": What happened? realiza una labor tan encomiable. En mi vida había tenía curiosidad por saber cómo habría sido aquella fallida película de Superman hasta que vi este documental. Hoy lamento que aquel proyecto no fructificase y le profeso un gran respeto a todos los implicados.


Comentarios

  1. Un gustazo leer tu blog, tío. Ya era hora de que te lo dijera, porque llevo mucho siguiéndolo. Gracias por tanta info.

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